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domingo, 22 de junio de 2014

FRANCISCO Y EL ROCK



Versión yanqui y versión argentina de la revista de la revolución del rock. Dime quién te apoya y te diré qué defiendes…

Ciertamente causa sorpresa, por no decir fastidio y repugnancia, hasta dónde está llegando la promoción mediática de Francisco por parte del mundo enemigo de la Iglesia Católica, colocándolo incluso en portadas de revistas de homosexuales o de la famosa revista de rock Rolling Stone. Una mirada atenta a lo que ocurre en la Iglesia nos hace comprender que nada de esto es casualidad ni improvisación, sino que la misma defenestración de que fue objeto el anterior pontífice Benedicto XVI –un papa nada ortodoxo ni tradicional, por cierto, pero que el establishment desechó cuando ya no le servía, apuntando sus críticas a él para hacerlo aparecer “ultraortodoxo” y “retrógrado” cuando nunca dejó de ser un modernista, en oposición dialéctica a Francisco- se relacionan con el avance de los planes mundialistas que preparan el camino del Anticristo, en sus intentos de acabar con la Religión Católica. Nada mejor para ello que contrastar a un papa “ortodoxo” con la llegada del “aire fresco y primaveral” de este papa revolucionario, con el cual parecen querer revitalizar y extremar los efectos destructores del Concilio Vaticano II, en una reedición de la primavera de Juan XXIII. Y para sostener a este hombre, impuesto según todo lo indica luego de que las presiones financieras y mediáticas hicieran renunciar a Benedicto XVI, nada mejor para hacer de él un líder mundial que el lobby judío que domina totalmente los grandes medios de comunicación de masas. Es así que a una voz de orden todos los diarios, televisión, radios y revistas del mundo, toda la opinión pública mundial se ha puesto de acuerdo y han puesto su foco en estimular la “Franciscomanía” (casi escribimos la “Francmasonería”, y no es otro programa el de su pontificado que el de la satánica logia). No se entiende de otro modo el que una revista repulsivamente inmoral y subversiva como la Rolling Stone –muy bien financiada por el capital judío y extendida a todo el mundo merced a las franquicias otorgadas para las ediciones locales- lo coloque en una portada.

FRANCISCO Y EL TANGO


“BAILATE UN TANGO, FRANCISCO”





“11III 68. Escuché un tango de Juan D'Arienzo llamado "Bailáte un tan­go Ricardo” dedicado a Ricardo Güiraldes por un libretista nombre fran­cés que no pesqué; y era un prodigio de fealdad. Lo mismo que la belleza extrema lo saca a uno de sí mismo, así la fealdad extrema; y así yo me sentía en un país desolado y muerto, mis allá de la luna y maldito de Dios, que era la República Argenti­na.
Mambrú me miró impávido y me preguntó si quería me repitiese el disco. Creo lo hizo adrede. Lo mismo me pasa cuando leo libritos de "poe­mas" sin metro, ritmo ni rima ni sentido, que el diablo hace escribir a algunos barbilindos para hacerles perder el tiempo y después el alma, si a mano viene; sobre todo si les dan premios en dineros municipales y nacionales, cosa que viene del diablo también. Yo no sé  si se compadece el amor al prójimo con el odio a la necedad.
Lo arreglan pronto diciéndonos de­bemos abstraer de las personas y odiar la necedad en sí. ¡Al demonio con eso! No se puede.
¿Y qué culpa tengo yo si Dios me hace vivir en este tango continuo que es ahora la República del Argen­to? Uno su patria no la elige. A ve­ces dan ganas de no vivir más, o sea pasarla durmiendo. Santa Teresa de­cía tenía ganas de morir al ver cuan­tas almas se perdían “de herejes y moros", y también de cristianos, “a osadas". Yo tengo ganas de morir o poco menos al ver tantos cuitados encenagados en el pestilencial panta­no que llaman "el arte”; que se les llenan las bocas y hacen mil disqui­siciones con eso que nunca han visto de cerca.
Corromper y ser corrompido, a eso llaman Arte. Y para esa labor de corrupción cuentan a veces con pre­mios del Estado. Qué mundo, qué mundo”.

Padre Castellani. Periscopio, Revista Jauja, Abril 1968.



Un tango para Francisco...presentado en un monasterio(¡¡!!)

“¿Le agrada el tango? Muchísimo. Es algo que me sale de adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas. De la primera, mis preferidos son la orquesta de D’Arienzo y, como cantantes, Carlos Gardel, Julio Sosa y Ada Falcón, que después se convirtió en monja. A Azucena Maizani le di la extremaunción. La conocía, porque éramos vecinos, y cuando me enteré de que estaba internada, fui a verla (...). De la segunda etapa, admiro mucho a Astor Piazzola y a Amelita Baltar, que es la que mejor canta sus obras. ¿Sabe bailarlo? “Sí. Lo bailé de joven, aunque prefería la milonga”.

Cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco.




El tango desde sus comienzos como baile lascivo y prostibulario, fue condenado por la Iglesia Católica. Comprendiendo su carácter inmoral y sensual y los escándalos que de inmediato provocó a su llegada a una Europa que ya empezaba a desmoralizarse aceleradamente, obispos, cardenales e incluso el papa San Pío X se pronunciaron contra este baile, que especialmente en sus comienzos era acompañado por una letra acorde a tales bajezas que arrastraba desde su origen. Incluso los emperadores de Austria-Hungría y Alemania prohibieron a sus soldados bailarlo cuando vestían uniforme.  

MÚSICA PARA NO OIRSE




“El moderno se asorda de música, para no oírse”.


Nicolás Gómez Dávila

Codex Martínez Compañón.


Más información acá. 

jueves, 19 de junio de 2014

LOS HIPPIES – P. LEONARDO CASTELLANI




14 II 68. LOS HIPPIES. — Por lo que hemos podido informarnos son unos loquitos sueltos, no todos malos, aunque indecentes, que se pasan tremendamente del gallinero al patio en cuanto la policía los dejan.
Parecería son un síntoma morbo­so de la juventud joven. Con la Educación que les da el Ministerio de Educación NULA; los miasmas que andan en el ambiente, el clima de pesimismo, descontento y males inminentes que se respira, el desorden dureza hipocresía de la sociedad capitalista... de repente algunos mu­chachitos dan un reventón que pare­ce un acto de desespero o antiahogo. Con lo cual por supuesto no ganan nada, al contrario.


Periscopio. Revista Jauja N° 16-17 (Abril-Mayo 1968)

domingo, 8 de junio de 2014

EL COMBATE DEL SANTO CURA DE ARS CONTRA EL BAILE




Combatió a los bailes durante 25 años

Ars era el lugar predilecto de los jóvenes bailarines de las inmediaciones. Todo era pretexto para un baile. Para acabar con ellos, el santo cura de Ars trabó 25 años de reñido combate.
Explicaba que no basta evitar el pecado, sino que se debe huir también de las ocasiones. Por eso, envolvía en el mismo anatema el pecado y la ocasión de pecado. Atacaba así al mismo tiempo el baile y la pasión impura por ella alimentada: “No hay un solo mandamiento de la ley de Dios que el baile no haga quebrantar… […] ¡Dios mío!, ¿es posible que estén en esto tan cegados, que lleguen a creer que no hay peligro en el baile, siendo así que es la maroma con que el demonio arrastra más almas al infierno? El demonio da vueltas alrededor de un baile, como un muro rodea un jardín… Las personas que entran en un baile dejan a su ángel de la guarda en la puerta, y el demonio lo sustituye; así resulta que en la sala hay tantos demonios como danzantes”.


El baile de hoy. La cosecha del Diablo.


El santo era inexorable no sólo con quien bailase, sino también con los que fuesen solamente a “presenciar” el baile, pues la sensualidad también entra por los ojos. Les negaba también la absolución, a menos que prometiesen nunca más hacerlo. Al reformar la iglesia, erigió un altar en honra de San Juan Batista, y en su arcada mandó esculpir la frase: ¡Su cabeza fue el precio de una danza! Se debe resaltar que los bailes de la época, en comparación con los de hoy —sobre todo por los saltos frenéticos e inmorales de los nuevos bailes modernos— eran como que inocentes. Pero era el comienzo del proceso que desembocó en los bailes actuales.
La victoria del padre Vianney en este campo fue total. Los bailes desaparecieron de Ars. Y no sólo los bailes, sino hasta algunas diversiones inofensivas que él juzgaba indignas de buenos católicos.


¿Qué no diría el santo de las discotecas, verdaderas puertas de entrada al Infierno?


Junto a ellos combatió también las modas que juzgaba indecentes en la época (y que, cerca del casi nudismo actual, ¡podrían ser consideradas recatadas!). La joven, decía, “con sus atavíos rebuscados e indecentes, pronto dará a entender que es instrumento del infierno para perder a las almas. Sólo en el tribunal de Dios conocerá [el número de] los pecados de que habrá sido causa”. En la iglesia jamás toleró los escotes o los brazos desnudos.



Francis Trochu, El cura de Ars, Ediciones Palabra, Madrid, 1999, p. 27. Todos los textos citados fueron extraídos de esta obra.

EL BAILE





Yo me acerqué una vez a una señora y le dije:
Señora, ¡por Dios! Acabo de ver una cosa que no puedo menos de decírsela; sé que voy a darle un gran disgusto, pero una obligación de amistad y de religión me obliga a ello.
—¿Qué es? —me preguntó al­go espantada.
—¡Señora, acabo de sorpren­der a su hija en brazos de un hom­bre!
—¿En brazos de un hombre? —exclamó dando un salto.
Sí, en brazos de un hombre; un hombre joven por añadidura. La tenía rodeada por la cintura; sus caras estaban juntas: sus mira­das fosforescentes: él la ceñía, la estrechaba.
—¡Jesús! —exclama desolada la pobre mujer—. ¿Pero es posi­ble?
—Todavía estarán así aña­dí—: si quiere convencerse, venga a verlo.
Salimos y la llevo al salón de baile. Allí estaba su hija lo mismo que yo se la había pintado. Un joven la rodeaba la cintura, la apretaba, sus caras juntas, sus miradas brillantes.
—¡Bah!   dijo sonriendo la madre—, ¿pero es eso? ¡Menudo susto me había usted dado! Esto no tiene nada de particular.
Yo me quedé atónito. Por lo visto en el baile la cintura no es cintura, ni la cara cara, ni las ma­nos manos, ni la vergüenza ver­güenza, ni la moral moral. No he entendido nunca esa lógica de que el lugar cambia el ser de las cosas, y de que una madre que se volvería loca si abrazaran y manosearan a su hija en la calle, se quede tan fresca porque se la abracen y se la manoseen en un salón de baile.

* **

Para el hombre ha inventado Satanás, en su afán de hacer suya a la juventud, multitud de lazos y ocasiones de corrupción. Periódicos impíos, dramas obscenos, clubs rabiosos, emociones del juego, taberna procaz y desvergonzada, bares que son una taberna con camisa limpia, prostíbulos. Lugar apropiado para la mujer no lo había gracias a Dios. Para la niña no había medio entre el recogimiento del hogar doméstico, y una vida públicamente perdida. Y la verdad, entre tales extremos, las mujeres en su generalidad hubieran optado siempre por el primero.
Faltaba, pues, un medio de corrupción decente —si me permitís, oh hermanos, la aplicación de este adjetivo a aquel sustantivo—, un medio de corrupción que borrase del rostro la modestia, del corazón el pudor, de la mirada el recato, de todo el conjunto femenino las preciosísimas cualidades que son el mejor adorno de la doncella cristiana. Pero que hiciera esto sin mancillar el buen nombre de la seducida, ni turbar su conciencia, sin desgarradores remordimientos, sin avergonzar a la honesta madre, antes llenándola de complacencia y de maternal orgullo. Difícil parecía acertar con una invención que reuniera tan opuestas y al parecer tan contradictorias cualidades.
Sin embargo Satanás, que es muy listo, porque fue antes ángel, la encontró. ¡Entonces se inventó el baile!

* * *

Dime, joven cristiana, ¿te quieres tú morir en un baile?
Algunas se han muerto, y yo apelo a tu sinceridad para que me digas, si al oír que una joven como tú quedó repentinamente en los brazos de su pareja de baile no te estremeciste de horror, más que cuando escuchas que una joven ha muerto en su cama. Pues entonces, ¿qué amor tienes a Dios si por propia elección vas a un lugar desde el que no quisieras ir delante de su Tribunal? Si crees que el baile es mala preparación para la muerte, ¿por qué bailas? ¿Por qué vas a un sitio donde no te quisieras morir?

* * *

No sé quién dijo que los bailes son como las setas. Las mejores son peligrosas. Son sabrosas, pero el hombre prudente no se atreve a tocarlas por miedo a que le resulten venenosas.
Te gusta el baile, como te gustan las setas. Hay bailes buenos, como hay setas buenas. Pero si eres prudente, déjalos todos, porque el que menos piensas puede resultarte venenoso. Y uno sólo que resulte venenoso basta para matarte el alma y condenarte.

Tomado de “Recursos Oratorios” por Francisco Romero.
Revista Tradición Católica N° 65, febrero 1991.


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